De esdrújulas, imperativos y móviles
¿Qué tendrán que ver?
Leí un artículo el domingo en el Heraldo de Aragón y ya veréis cómo tienen que ver:
"Descúbreme, mírame, bésame, cuéntame, mímame, sedúceme, ábreme, ilusióname, pídeme, gáname, llévame, sígueme..." Y así hasta todos los que las campañas publicitarias de las compañías telefónicas quieran utilizar. Pero no podemos olvidar otro imperativo, otra palabra esdrújula que es un deseo de muchos: "Apágame cuando alguien te habla; apágame en una reunión o en una clase; apágame en el cine, en un funeral en un concierto o en la discoteca"; apágame cuando alguien trabaja o descansa a tu lado; apágame en el tren, en el avión o en el coche; apágame en el hospital; apágame en la biblioteca y en el museo; apágame en el restaurante. Apágame de vez en cuando, para recordar lo bonito que es comunicarse cara a cara, piel con piel, sin necesidad de tener un objeto de deseo en la oreja. Apágame, desconéctame, silénciame, enmudéceme."
Algo tenían que ver ¿no?
Leí un artículo el domingo en el Heraldo de Aragón y ya veréis cómo tienen que ver:
"Descúbreme, mírame, bésame, cuéntame, mímame, sedúceme, ábreme, ilusióname, pídeme, gáname, llévame, sígueme..." Y así hasta todos los que las campañas publicitarias de las compañías telefónicas quieran utilizar. Pero no podemos olvidar otro imperativo, otra palabra esdrújula que es un deseo de muchos: "Apágame cuando alguien te habla; apágame en una reunión o en una clase; apágame en el cine, en un funeral en un concierto o en la discoteca"; apágame cuando alguien trabaja o descansa a tu lado; apágame en el tren, en el avión o en el coche; apágame en el hospital; apágame en la biblioteca y en el museo; apágame en el restaurante. Apágame de vez en cuando, para recordar lo bonito que es comunicarse cara a cara, piel con piel, sin necesidad de tener un objeto de deseo en la oreja. Apágame, desconéctame, silénciame, enmudéceme."
Algo tenían que ver ¿no?
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